Beltrán Castell. Este refrán refleja a las claras lo sucedido ayer en la sede de la Unión de Hermandades con motivo de la celebración del Pleno de Hermanos Mayores.
Un Pleno donde, por enésima vez, casi todas las hermandades acudieron a recoger su tan deseado cheque mientras una minoría asistía perpleja a tan jugoso desembolso sin percibir tan sólo un mísero euro.
No es intención de esta web ser repetitivos con la ya famosa canción cofrade de cada verano, pero esta redacción nunca callará ante el trato discriminatorio y, por momentos, vejatorio que sufren hoy día las Hermandades de Humildad y Paciencia, Capataces y Costaleros, Sagrada Resurrección y Sacramental de Santiago, además del que sufrió hasta el pasado año la Hermandad de la Paz, en la sede de Curtidores. Un trato, si nos regimos por la Normativa Diocesana vigente, equitativo en cuanto a las obligaciones se refiere y completamente injusto si atendemos a los derechos de las hermandades.
Siempre se hablan en estas reuniones de estudios para ver si estas corporaciones podrían percibir alguna cantidad económica, de celebración de otros Plenos para debatir este asunto, pero nada de nada.
Ahora bien, si las hermandades que reciben tan suculento manjar son las que transitan por Carrera Oficial en Semana Santa, ¿Por qué han percibido el cheque las que no procesionaron a causa de la lluvia?
En fin, lo de todos los años.
Por cierto, que este año la cantidad entregada a las hermandades agraciadas con el Gordo del Verano es 6.000 euros, 1.500 menos que en el pasado ejercicio.
Noticia Extraida de la web: lalevantadigital.com
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